Cubapop
Life, Culture and Travels from the perspective of a Cuban
El cumpleaños 110 del grandioso muro del malecón
Categories: Español

La Habana comenzó el siglo XX con el nacimiento del malecón. En 1901 empieza su construcción de Este a Oeste, como mismo se desarrollaría la ciudad, se iría extendiendo un malecón que mucha historia guardaría. La nueva ciudad crecía horizontal y verticalmente y así mismo el malecón seguiría hasta terminar a los 8 km, en los años 50.
Como una gran biblioteca nacional me imagino su muro, como un librero largo, repleto de historias alegres de carnaval, infancia, romance de verano, tristeza, manifestaciones, despedidas. Una biblioteca que se ha escrito mirando al mar, con el mar y el salitre como elemento común.
El malecón no solamente ha formado parte de mi vida sino que ha sido una constante en mi vida. Crecí mirando al mar desde mi balcon, bajo la luz del sol o la luna, viviendo a poco metros de el cada dia de mi infancia, nadando a veces con mi padre o a veces con amigos, creyendo que me traía salud, buena suerte, hablando con el y temiendole mucho cuando hay huracanes y el muro desaparece y las partes bajas de la ciudad se inundan. Todavía recuerdo vivamente el 13 de marzo del año 1993 con la tormenta El Nino. Nunca habia visto olas tan altas y
un mar tan fuerte que arrastraba contenedores cual si fueran barquitos de papel.
Pero esos días de tormenta y de tormento al año no opacan el privilegio de levantarse cada mañana y observarlo, siempre diferente e imponente.
El malecón habanero tiene sus zonas. El muro tiene sus características, en dependencia de la zona de la ciudad, hay lugares mas festivos y también áreas en las que mejor es asegurar tu bolso, lugares muertos donde nada sucede, pero por lo general la gente que pasa rato va a beber, enamorar, tocar guitarra, bailar, correr o simplemente a tomar el aire fresco.
Crecer frente al mar en el centro de La Habana es un poco como estar en altamar. Sentada en el malecón no ves mas que agua. No hay movimiento de botes, jóvenes surfeando, veleros o barcos. De vez en cuando ves un barco mercante o un crucero entrando a la bahía, alla a lo lejos, y casi te asombras de que tu eterna calma ha sido interrumpida. En los años 90, por un tiempo bastante corto, tuvimos un galeón con música y gente de fiesta, que navegaba los fines de semana. Nunca llegue a ir. Todavía me queda navegar por el malecón. 🙂
Ahora que he pasado varios años viviendo sin el mar en mi ventana, mentiría si digo que ha pasado un dia en que no lo he extrañado.

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