My native land, good night!
                                                                                                               Byron
¡Señor, Señor, el pájaro perdido
Puede hallar en los bosques el sustento,
En cualquier árbol fabricar su nido,
Y a cualquier hora atravesar el viento!¡Y el hombre, el dueño que a la tierra envÃas
Armado para entrar en la contienda,
No sabe al despertar todos los dÃas
En qué desierto plantará su tienda!
Dejas que el blanco cisne en la laguna
Los dulces besos del terral aguarde,
Jugando con el brillo de la luna,
Nadando entre el reflejo de la tarde.
¡Y a mÃ, Señor, a mà no se me alcanza,
En medio de la mar embravecida,
Jugar con la ilusión y la esperanza
En esta triste noche de la vida!
Esparce su perfume la azucena
Sin lastimar su cáliz delicado,
Y si yo llego a descubrir mi pena,
Me queda el corazón despedazado.
¿Y quién soy yo? ¡Poeta vagabundo,
Que vengo, como réprobo maldito,
A contar una hora en este mundo
En presencia de Dios y lo infinito!
Vengo a pulsar el arpa un breve instante,
Y en mi suerte más bella solo espero,
Encontrar mi sepulcro como el Dante
Por las sendas tal vez del extranjero.
La estrella de mi siglo se ha eclipsado,
Y en medio del dolor y el desconsuelo,
El lirio de la fe se ha marchitado,
Y no hay escala que conduzca al cielo.
Van los pueblos a orar al templo santo,
Y llevan una lámpara mezquina,
Y el Cristo allÃ, sobre la Cruz, en tanto,
Abre los brazos y la frente inclina.
Voluptuoso el amor en sus placeres,
No busca mirtos ni laurel aguarda,
Y cubren con un velo las mujeres
El ángel adormido de su guarda.
Tengo el alma, ¡Señor!, adolorida
Por unas penas que no tienen nombres,
Y no me culpes, no, porque te pida
Otra patria, otro siglo y otros hombres;
Que aquella edad con que soñé no asoma;
Con mi paÃs de promisión no acierto;
¡Mis tiempos son los de la antigua Roma,
Y mis hermanos con la Grecia han muerto! |